Inicio

Cautivados por la PALABRA

cautivados

Carta de Nuestro Obispo

Melgar Viciosa

Homilias del Domingo

homilia web

Órgano Santa María

organo

Exposición del Santísimo Y Oración

 

Exposición del Santísimo 

En San Pedro Apóstol TODOS LOS JUEVES de 19.30 a 20.30

En Santa María TODOS LOS DOMIGOS de 19.00 a 19.30

En Las Mínimas TODA la mañana de 9.30 a 13.00

 

 

 

 

 

 

Featured News

DOMINGO XIII T.ORDINARIO (ciclo B). 28 de junio de 2015

 

Sb 1,13-15;2,23-25: La justicia es inmortal.

Sal 29,2-6.11-13: Te ensalzaré, Señor, porque me has librado.

2Co 8,7-9.13-15: Distinguíos también ahora por vuestra generosidad.

Mc 5,21-43: “Ven, pon las manos sobre ella, para que se cure y viva”.

 

Hubo un día en que estos brazos y estas manos ya maduros tomaron autonomía para sostenerse a sí mismos y hacer y deshacer hasta no necesitar las manos y los brazos de otras vidas que hasta entonces los habían sostenido. Hubo otro día en que sobre estas manos y estos brazos se encontraron con la responsabilidad de sostener otra vida que no era la propia. Entonces, solo entonces, tal vez cuando se sintió en aquellos miembros el peso de la vida como regalo y fragilidad, para valorar, para mimar, para promocionar. Quizás fue en ese momento cuando se percibió más real al Dios de la Vida, que da vida gratuitamente.

               Posiblemente no pueda afirmarse con rotundidad, pero parece, en las experiencias del día a día, que realmente empieza a valorarse el don de la vida cuando se aprecia la vida del otro y a la vida del otro se le tiene mayor aprecio cuando existe algún tipo de responsabilidad sobre ella. El hecho inverso, que otros te cuiden, es también objeto de aprecio, pero, me atrevería decir a que es más fuerte el primero. El dicho popular lo corroboraría: “Se conoce el amor que te tienen tus padres cuando te conviertes tú mismo en padre”. En otro sentido, las muertes de seres queridos nos entristecen sin duda; cuando se trata de alguien muy muy querido, la pena se agranda sobremanera, puede ser que más (aunque habría que verse en el trance) que con la concienciación de mi propia muerte. De hecho a veces hasta se espera morir con el amado difunto.

               Este preámbulo quería ser el recibidor de la casa de Jairo, jefe de la sinagoga. Una niña de doce años es aún y por lo general (casos de madurez prematura los hay) una vida necesitada de otros brazos y otras manos. Es una edad con un gozne entre la infancia y la adultez; una adolescencia sensible aún a cosas de la infancia y descubridora de las novedades de la juventud. La enfermedad había abocado su vida a una situación extrema de casi no vida. ¡La que era “la vid de la casa” a punto de extinguirse! Y podemos entender los brazos de sus padres llevándola de acá para allá buscando remedio a su mal. Aquí se daba la frustración de quien recibió el don de otra vida para su cuidado y se encuentra en el límite de sus propias fuerzas para preservar esa vida. El “he hecho todo lo que estaba en mis manos” es relevado por la impotencia no poder hacer nada más. ¿Valoraron alguna vez como entonces, cuando estaban a punto de perderlo, ese don de la vida que un día les llegó con la noticia: “Ha nacido una niña”?

               Las manos de Jairo llegaron hasta Jesús pedigüeños de vida para que Jesús pusiera sus manos sobre la pequeña y sanase. Pueden intuirse detrás de esas mismas manos que ahora pedían, las que antes demandaron médicos y más médicos, protectores de la vida dañada, donde no alcanzaron resultados de vida. Si fue como último recurso o por un arrebato a la desesperada no lo sabemos, pero sí que se acercó a Él y como si se tratara de la oportunidad definitiva. Jesús solo le pide fe cuando parecía todo perdido con el anuncio de la muerte de la niña. Atraviesan primero ese pasillo de la triste evidencia clínica: “Tu hija se ha muerto” y Jairo insiste en molestar al Maestro para que llegue hasta la niña. Luego pasan por el  corredor de la evidencia burlona de los que negaban todo más allá de la muerte.

               De nuevo una mano, la de Jesús, y un par de palabras. ¿No recuerda esto a la misma creación donde Dios hace todo con su palabra y crea el ser humano de la tierra como un artesano con el barro? Parece un guiño del evangelista sobre el Creador de toda Vida. El efecto fue inmediato y la niña se levantó enseguida.

               ¡Cuánto tenemos que agradecer a Dios el don de la vida! Dios no hizo la muerte, ni se lleva con despecho a los nuestros queridos arrancándolas de este mundo. Pero hay que esperar de Él todo cuidado para la vida eterna, sin que el menoscabo en la salud o en las condiciones de esta vida signifiquen para nosotros menoscabo en su promesa de vida. La última orden de Jesús pidiendo que le dieron de comer a la niña, recuerda la necesaria atención para no descuidar lo necesario para la vida del que lo necesita y requiere de nuestras manos para alcanzarlo. Es lo que le pide san Pablo a los corintios acaudalados, para que compartan con generosidad y “nivelen” la situación de todos los de la comunidad. No puede haber manos llenas y otras vacías o a medio llenar.

               El Dios de la vida nos ha dejado el cargo de velar por otras vidas y ejercer así, en la práctica de este amor servicial, con la acción de gracias por tanto bien recibido de Él para nuestra vida. 

DOMINGO III PASCUA. 19 de abril de 2015

 

Hch 3,13-15.17-19: Dios cumplió de esta manera lo que había dicho por los profetas, que su Mesías tenía que padecer.

Sal 4,2.7.9: Haz brillar sobre nosotros la luz de tu rostro, Señor.

1Jn 2,1-5: quien guarda su palabra, ciertamente el amor de Dios ha llegado en él a su plenitud. En esto conocemos que estamos en él.

Lc 24,35-48: Palpadme y daos cuenta de que un fantasma no tiene carne y huesos, como veis que yo tengo.

 

La mañana nos devuelve al hambre del día siguiente. Aunque nos hubiésemos acercado al sueño, aparece otra vez la necesidad del alimento. El estómago pide temprano, quejándose por todo el cuerpo, reclamando vida; y a él la vida le llega por el alimento que luego será distribuido por todo el organismo para que nada en él perezca.

 

También el Crucificado despertó con hambre, hambre de vida. A los muertos no les basta con el alimento cotidiano; necesitan otra nueva nutrición que les haga revivir y en una vida ya sin deterioro. El único que puede hacerlo es el Espíritu de Dios, alimento de resucitados. En las apariciones de Jesucristo resucitado a sus discípulos la comida está muy presente. En Emaús, a la orilla del lago de Galilea y en esta tercera aparición a los Once, como relata san Lucas.

 

Hizo falta comer para que lo reconocieran. No bastó su aparición, confundida con la de un espíritu; tampoco mostrarle las manos y los pies, con las huellas de su pasión; sino que hasta el momento de la comida no tomaron conciencia de que era verdaderamente el Maestro. Tantas veces habían compartido mesa con Él que les resultaría familiar su forma de comer. Pero no solo, sino que el banquete había tenido tanta importancia en la vida de Jesús (con publicanos, pecadores y fariseos) y en su cena de despedida, que este nuevo banquete tras su muerte (en este pasaje aparece comiendo solo, pero posiblemente lo estuviesen haciendo también los Once cuando se les aparece y Él les pide algo de lo que hay en la mesa) entenderían continuidad con los anteriores. El momento se prolongaría en otra gran comida, la Eucaristía.

 

La comida está asociada con la vida. Quizás haya resistencias a creer en el resucitado, aunque nos estremezcan y conmuevan los estigmas de su pasión, hasta que comamos con Él. Mejor aún, hasta que lo comamos a Él, que es comer su carne vivificada por el Espíritu.  Esta comida no solo sostiene en vida, sino que la acrecienta, provocando en quien lo prueba muchas germinaciones de vida. Una de las más fructuosas es la del perdón. Todos los pensamientos, gestos y actos de vida, que la promueven, la protegen, la acarician tienen que ver con esta presencia del resucitado. Desde Él se puede contemplar la historia humana, y en ella mi historia misma, como las delicadezas de Dios para cuidar mi vida y toda otra vida. La Palabra de Dios que nos ha hablado y sigue hablándonos solo adquiere luz plena en la resurrección de Cristo. Pero al resucitado solo se le puede reconocer comiendo con Él. No solo acudiendo a su comida (ir a Misa), sino sentándonos a su lado y no incomodarnos; compartir mesa con un condenado para salvar a los hombres; con uno con predilección por los menos amados; con perdón fresco para los pecadores...  con el dador de Vida y protector de toda vida. Es necesario tener un buen estómago para digerir esto, el que tienen los que se han ido acostumbrando mucho a compartir su pan con el Señor de la Vida y hacerse a un hambre de pan de eternidad que sólo Él da. 

Carta Festal

CARTA   FESTAL

                         

                                                                       por Jacinto Antonio Naharro. Presbítero.

 SIGNIFICADO:

 ¿Qué es una CARTA FESTAL? Se llama Carta Festal a una Epístola, Carta, Encíclica, que es escrita por el obispo de Alejandría a las Iglesias de Egipto en la que se comunica la fecha de la celebración de la PASCUA y el comienzo de la CUARESMA. Esta carta era proclamada en la fiesta de la Epifanía. En cuanto a sus aspectos cronológicos, las Epístolas Festales tienen distintos testimonios cronológicos: unos la sitúan entre los años 713 al 719 d. C. cuyo autor es Alejandro II de Alejandría. Otros la sitúan al comienzo del siglo III y VIII. Festal viene de Fiesta, porque la Pascua era la gran FIESTA.

 CartaFestal1

 CARACTERÍSTICAS:

 En cuanto a las características más importantes que podemos resaltar de las Cartas Festales podemos decir que eran Epístolas escritas en griego y traducidas al copto. La colección más importante de Atanasio de Alejandría viene traducida al copto. Las Cartas exigían claridad y límite en el contenido.

 En cuanto al punto de vista Literario, existe un género propio en la carta Festal. Presenta la siguiente estructura: encabezamiento, cuerpo y despedida. Este género propio fue asumido rápidamente por los cristianos.

 Existe otro presupuesto que es el Organizativo, ya que son Epístolas escritas por el obispo de Alejandría a los cristianos de Egipto. Dentro de este apartado hablamos de lo denominado “Monoepiscopado”. Se trata que el obispo el cual tenía un alto rango, estaba ayudado por sus presbíteros. Esto lo podemos comprobar en los escritos de Ignacio de Antioquia. En Alejandría no aparece esta organización hasta el año 180.

 CartaFestal2

El aspecto litúrgico está también presente en las Festales. Desde el comienzo de la Iglesia se celebraba siempre la reunión dominical. Y también la celebración de la Pascua donde se incluían las celebraciones de los mártires. Desde muy pronto la celebración de la Pascua supuso dar problemas porque surgía la cuestión: ¿cuando se celebraba la fiesta pascual, el 14 de Nisán o el domingo siguiente al 14 deCartaFestal3 Nisán? Será en el año 325 en la celebración del Concilio de Nicea donde se trate este tema y por cómputo y otras cuestiones el concilio sinodal afirma que la celebración de la Pascua sería el 14 del mes de Nisán, es decir, el 14 de abril.

Una última característica de estas Cartas es el aspecto Teológico: desde el principio se perfilan dos modos de entender la Pascua: Por un lado , la Pascua identificada con el CORDERO, SUFRIMIENTO. O bien Pascua, identificada con el PASO DE LA MUERTE A LA VIDA.

 

 AUTORES DE LAS CARTAS FESTALES:

Resaltar la presencia del Obispo Demetrio, Dionisio de Alejandría, Pedro de Alejandría , Anatolio de Laodicea , Atanasio, Cirílo de Alejandría, Pedro IV, Damián, Eulogio, Benjamín, Agatón, Alejandro II. Todos estos obispos sucesores unos de otros se engloban cronológicamente desde el siglo III hasta el siglo VIII.

 ANUNCIO

 En el calendario litúrgico conlleva el ANUNCIO DE LAS CELEBRACIONES MÓVIBLES, que es lo que podíamos considerar como la Epístola o Carta Festal.

 El 6 de enero, fiesta de la Epifanía del Señor, dentro de la celebración de la Eucaristía, el Sacerdote celebrante, es decir, el sacerdote que preside la celebración, aunque también el Diácono si estuviera presente, finalizada la proclamación del Santo Evangelio y desde el Ambón debe anunciar a la asamblea de los fieles congregados, el contenido de la Carta Festal, o Carta de Fiesta que evoca hacia la Pascua, diciendo concretamente el día en que ésta se celebrará.

 La Carta Festal para este año 2015 dice lo siguiente:

 

Queridos hermanos:

 

         La gloria del Señor, se ha manifestado y se continuará manifestando entre nosotros, hasta el día de su retorno glorioso. En la sucesión de las diversas fiestas y solemnidades del tiempo, recordamos y vivimos los misterios de la salvación. Centro de todo el año litúrgico es el Triduo Pascual del Señor crucificado, sepultado y resucitado, que este año culminará en la Noche Santa de Pascua que, con gozo, celebraremos el día 5 de abril. Cada domingo, Pascua semanal, la santa Iglesia hará presente este mismo acontecimiento, en el cual Cristo ha vencido al pecado y a la muerte.

 

De la Pascua fluyen, como de su manantial, todos los demás días santos: el Miércoles de Ceniza, comienzo de la Cuaresma, que celebraremos el día 18 de febrero. La Ascensión del Señor, que este año será el 17 de mayo. El Domingo de Pentecostés, que este año coincidirá con el día 24 de mayo. El Primer Domingo de Adviento, que celebraremos el día 29 de noviembre en las vísperas primeras. También en las fiestas de la Virgen María, Madre de Dios, de los apóstoles, de los santos y en la conmemoración de todos los fieles difuntos, la Iglesia, peregrina en la tierra, proclama la Pascua de su Señor.

 

A Él, el Cristo glorioso, el que era, el que es y el que viene, al que es Señor del tiempo y de la historia, el honor y la gloria por los siglos de los siglos.

 

 CartaFestal5

Desde este apartado se actualizará el texto de cada Carta Festal.

Subcategorías

Agenda

Mayo 2024
L M X J V S D
1 2 3 4 5
6 7 8 9 10 11 12
13 14 15 16 17 18 19
20 21 22 23 24 25 26
27 28 29 30 31

Programación Pastoral 2021-2022

Actos en honor a Virgen de las Cruces