Ciclo A

Exposición del Santísimo Y Oración

 

Exposición del Santísimo 

En San Pedro Apóstol TODOS LOS JUEVES de 19.30 a 20.30

En Santa María TODOS LOS DOMIGOS de 19.00 a 19.30

En Las Mínimas TODA la mañana de 9.30 a 13.00

 

 

 

 

 

 

DOMINGO XXXII T. ORDINARIO (ciclo A). Día de la Iglesia diocesana. 12 de noviembre de 2023

Sab 6,12-16: La sabiduría laven fácilmente los que la aman.

Sal 62: Mi alma está sedienta de ti, Señor, Dios mío.

1Te 4,13-17: El Señor descenderá del cielo y los muertos en Cristo resucitarán en primer lugar.

Mt 25, 1-13: Velad, porque no sabéis el día ni la hora.

 

El capítulo 25 del evangelio de san Mateo se conoce como el discurso escatológico y antecede el relato de la pasión, muerte y resurrección de Jesucristo. Está compuesto por tres parábolas: las de las diez doncellas que esperan al esposo, la de los talentos y la del juicio del final de los tiempos. Escucharemos cada uno de estos tres pasajes en domingos correlativos para culminar con la última de las parábolas cuando se celebrará la fiesta de Jesucristo rey del universo, el último domingo de este año litúrgico.

La liturgia de este domingo nos habla de diez jóvenes se preparan para acudir a una celebración de bodas, antes de que acontezca o una vez acaba de constituirse el matrimonio. Parecen ser el cortejo que acompaña a la novia en sus nupcias. Pueden distinguirse tres momentos diferentes en el relato.

El primero hace una descripción inicial y describe la preparación para la llegada del esposo. Da ya noticia de un elemento que despierta la intriga y anuncia el desenlace: la mitad de las jóvenes eran sensatas y la otra mitad necias. A continuación informa sobre ello: unas se proveen de aceite y otras no. La lámpara va a ser el elemento determinante para entender relato, junto con sus combustible. La escena sucede de noche, de ahí la necesidad de un instrumento que ilumine.

El segundo apenas aporta información. Están preparadas, pero el esposo aún no ha llegado, por lo que, con sueño, deciden dormirse. El tiempo de espera se prolonga imprevistamente y esto va a provocar que el aceite escasee en aquellas que no llevaron consigo las alcuzas. Han tenido que esperar más de lo esperado para quien aguardaba un desenlace inmediato. Y, sin embargo, este intervalo era necesario. El periodo de reposo no solo permite descanso y acopio de fuerzas, sino que es una oportunidad para la reflexión y la revisión de la finalidad y el sentido de por qué están ahí y la idoneidad de lo que esperan conseguir. También ofrece ocasión para contrastar con los demás, aprender de ellos, compartir tus experiencias y adquirir, implementar o corregir algo. La parábola habla solo de dormir, pero es un tramo de espera tranquila, relajada, que da oportunidad para interiorizar… mientras se va consumiendo el aceite de las lámparas, porque no dejan de lucir durante el sueño.

Finalmente en la tercera parte una voz anuncia la llegada del esposo. No se indica el tiempo transcurrido, pero sigue siendo de noche, porque continúan haciendo falta las lámparas. Entonces se hace patente la consecuencia del descuido de la mitad del grupo de jóvenes: les falta el aceite y las otras no pueden compartir el suyo con ellas, por si no hay suficiente no para unas ni para otras. Con esto indica que es una responsabilidad personal, intransferible e irremplazable. Las precavidas entran al banquete de bodas, llegan a su destino, pero las descuidadas, que tienen que volver para comprar más aceite alcanzan la casa de la fiesta tarde y se quedan fuera, desconocidas del esposo, que no les quiere abrir. Todo lo preparado se deshace en un instante por su mala cabeza o su excesiva confianza en ellas mismas.

La parábola alerta sobre la preparación para la venida del Señor, poniendo el acento en la nocturnidad, la incertidumbre sobre al cuándo y la responsabilidad para tener preparadas las lámparas, algo personal e imprescindible tanto para el trayecto como para el encuentro con el esposo. Ese aceite podríamos decir que es la propia vida, nuestro tiempo, lo que somos. Lo que sucede con las doncellas puede deberse a un despiste, pero denota mucho más: falta de atención y esmero ante un asunto tan importante que atañe a la propia salvación. No se trata de cualquier evento o de algo alternativo, sino la felicidad eterna. La sabiduría de Dios, protagonista de la primera lectura, ha de estar presente en la vida para iluminarnos en nuestra peregrinación y no descuidar nada importante para prepararnos al encuentro con el Señor, para aprovechar los dones recibidos de Dios por medio de los que nos disponemos para llegar al lugar preparado por Él para la gran celebración de la vida de los resucitados. La sabiduría es el mismo Señor que viene a nosotros preparando el encuentro definitivo con Él. Esto mediante la imagen de una boda, que es el inicio de una nueva vida en un proyecto común. El foco de la atención no se sitúa en la interpelación para ser buenos, sino para, siendo buenos, prepararse, perseverar, estar alerta para el tiempo de espera, que puede ser largo.

La jornada de la Iglesia diocesana nos recuerda que este itinerario hacia la sala del banquete de bodas lo hacemos como una familia extensa, bajo la guía de nuestro obispo, con el que colaboramos todos: seglares, consagrados y ordenados (diáconos y presbíteros). Damos gracias por ello, porque, si bien la responsabilidad definitiva es personal y cada cual ha de sostener y tener preparada su lámpara, nos debemos ayudar mucho unos a otros y acercarnos a quienes no saben sobre la invitación al banquete de bodas. 

Programación Pastoral 2021-2022