Ciclo B

Exposición del Santísimo Y Oración

 

Exposición del Santísimo 

En San Pedro Apóstol TODOS LOS JUEVES de 19.30 a 20.30

En Santa María TODOS LOS DOMIGOS de 19.00 a 19.30

En Las Mínimas TODA la mañana de 9.30 a 13.00

 

 

 

 

 

 

SOLEMNIDAD DEL CUERPO Y LA SANGRE DE CRISTO. CORPUS CHRISTI. DOMINGO 2 DE JUNIO DE 2024

Ex 24,3-8: Moisés bajó y contó al pueblo todo lo que había dicho el Señor y todos sus mandatos.

Sal 115: Alzaré la copa de la salvación, invocando el nombre del Señor.

Hb 9,11-15: Cristo ha venido como sacerdote de los bienes definitivos.

Mc 14,12-16.22-26: «¿Dónde quieres que vayamos a prepararte la cena de Pascua?

 

Dios y Moisés se encontraron en el monte, uno tuvo que subir y otro que bajar. Allí le habló el Señor a su siervo con palabras que no eran para él solo, sino para el pueblo. Así es que Moisés tuvo luego que bajar al valle para decir lo que había recibido para el bien del todos, para preservar al pueblo de todo lo que le podría causar daño en orden a su relación con Dios y de ellos entre sí. Dijo, pero también hizo, construyendo un altar con elementos referidos a Dios y al pueblo. Las palabras que Dios había pronunciado al pueblo por Moisés se integraron en un acto de culto en el que el pueblo ofrecía sus animales y se comprometía a obedecer los preceptos divinos. Con este culto elevaba su plegaria hacia Dios.

               Tanto subir y bajar no era un ejercicio arbitrario o de postín, sino marcado por la necesidad de que el pueblo supiera de la grandeza de Dios, de su inaccesibilidad y, por otra parte, de la misericordia divina al querer hacerse cercano a los suyos dándoles palabras de vida y un ritual para la comunión con Él. Invitaba a elevar su vida, participando de las cosas de Dios. Cuando el pueblo descuidaba la subida era porque se habían olvidado de Dios o lo habían amarrado a sus cosas humanas.

               “¿Dónde quieres que vayamos a prepararte la cena de Pascua?”. Una fiesta grande, donde conmemoraban la liberación de la esclavitud, la acción poderosa y misericordiosa de Dios con su pueblo, precisaba unos preparativos muy cuidados. Los discípulos actuaron como de costumbre y, bajo las indicaciones del Maestro, prepararon hasta donde la fiesta daba de sí. Pero Jesús ya había ido preparando antes una fiesta mayor, para darle al ritual de la Pascua un significado sorprendente. A lo largo de su vida había ido disponiendo todo para este momento, donde concentraba su vida y la entrega que de ella iba a hacer, no solo para aquellos discípulos, sino para la humanidad en su anchura, profundidad y largura. Sus palabras interpretaban sus gestos. Desde el principio de los tiempos Dios tenía preparado este momento para que en él vibrara la creación entera y, en medio, su criatura predilecta. Para ello tanto se acercó Dios al mundo que asumió la condición de criatura. Así pudo también hacer que lo creado asumiera la condición divina. Todo preparado para que, llegado el momento, lo que era solo pan y vino dieran un salto para convertirse en alimento celeste que anticipa la vida eterna, el Reino de los cielos. No hay magia en este cambio, sino el propio movimiento de las cosas desde Dios y hacia Dios que provoca el Espíritu.

               Ya no baja Dios a los hombres; porque Él mismo es hombre. Transforma desde dentro, dando forma a un corazón nuevo con su Palabra y con su alimento de pan transustanciado. Para tomarlo participando de esta fiesta hay que prepararse con la obediencia a lo que nos legó el Hijo. La fiesta actualizada cada domingo y cada fiesta será mejor vivida cuanto más preparada, cuanto más amor se haya invertido hasta llegar a ese momento. No hay más cauce para dejar que el Espíritu Santo nos haga más de Dios, más del Resucitado, al modo como lo hace con el solo pan y el solo vino. Estos dones, preparados del trigo y de la uva como imprescindibles en el banquete, condensan el quehacer humano que colabora con la creación. En memoria de Jesús celebramos la nueva fiesta donde se patenta el triunfo del Señor en la debilidad de la criatura, donde lo cotidiano alcanza dimensión de eternidad anticipando lo que un día todos seremos en Cristo. Mientras, a prepararlo bien en el amor a Dios y al prójimo.  

Programación Pastoral 2021-2022