Ciclo B

Exposición del Santísimo Y Oración

 

Exposición del Santísimo 

En San Pedro Apóstol TODOS LOS JUEVES de 19.30 a 20.30

En Santa María TODOS LOS DOMIGOS de 19.00 a 19.30

En Las Mínimas TODA la mañana de 9.30 a 13.00

 

 

 

 

 

 

DOMINGO XVI T.ORDINARIO (ciclo B). 22 de julio de 2018

 

Jr 23,1-6: Ay de los pastores.

Sal 22: El Señor es mi pastor, nada me falta.

Ef 2,13-18: Ahora, por la sangre de Cristo, estáis cerca los que antes estabais lejos. Él es nuestra paz.

Mc 6,30-34: le dio lástima de ellos, porque andaban como ovejas sin pastor; y se puso a enseñarles con calma.

 

A Dios le dolía su pueblo y Jeremías pronunciaba la quejaba. El dolor que se calla oculta sus causas y dificulta el remedio. Como el pueblo de Israel estaba sufriendo, hacía falta pregonar su mal: la herida estaba en sus gobernantes. Jeremías les da el nombre de “pastores”, un antiguo apelativo, parece ser que originario del oriente, para referirse a quienes habían de proteger, cuidar, favorecer a los súbditos (a su rebaño, por tanto, siguiendo con la imagen). No podía callarse Dios este dolor, porque delataba un grave daño a su pueblo.

                El grande se equivoca a lo grande. Las autoridades, cuando desaciertan en sus decisiones,  arrastran a muchos hacia lo malo. Que cada cual haga lo que quiera con lo suyo, pero el pueblo no es de los soberanos, sino de Dios, que delega en unos pocos para que ayuden a los muchos. Cuando estos pocos dejan de mirar a Dios, de buscar los designios divinos, de reconocer agradecidos y temerosos el servicio que se les encomienda, de pedirle fuerzas… terminarán, de un modo u otro, endiosándose a sí mismos, arrebatando al Señor su propiedad. No nos faltan ejemplos hoy. Las palabras de Jeremías detallan a golpe de verbo el despropósito de los malos pastores: dispersasteis mis ovejas, las expulsasteis, no las guardasteis. Las ovejas piden arrimarse a las iguales, son gregarias, como los humanos han de crecer entre humanos; las relaciones con los demás son vitales. El gobernante tiene como uno de sus primeros cometidos favorecer la comunidad, promover los vínculos de unión entre unos y otros; más aún, facilitar la fraternidad. Esto sería imposible sin referencia a un Padre, que no puede ninguna autoridad ni la ideología que sostienen, sino solo el Dios de Jesucristo, que nos reveló como Padre misericordioso. La paternidad divina habría de palpitar en las leyes y en los proyectos y en las decisiones como búsqueda de un bien para todos y la predilección por los débiles y oprimidos.

                Jeremías entendió de Dios que habría de venir un pastor verdadero, de justicia y de paz. Lo profetizó, aunque él no lo vio. El pueblo habría de esperar hasta la llegada del Nazareno. Este nuevo pastor, con un nuevo modo de pastorear, pilló desprevenido al pueblo, que no reconoció suficientemente su origen; tampoco su belleza. No basta con tener un pastor bueno, el mejor, hace falta también hacerse a sus modos y a sus órdenes, con la confianza en que todo cuando ofrece y pide es por el bien del rebaño y de cada una de las ovejas. Pronto el pastor de Nazaret se acreditó como buen pastor con palabras y obras. Pero no les pareció convincente, porque no entendían. Él quiere que el rebaño se sepa rebaño, unidad, proyecto común y unas y otras ovejas se valoren y favorezcan. Quiere que conozcan quién es el propietario de sus vidas y el Señor de sus historias y lo amen a Él y a su pastor, enviado para el éxito de toda la grey y cada uno de sus miembros.

Dos peligros son frecuentes: la aparición de pastorcillos embusteros que encandilan con promesas falsas y, todavía más habitual, que cada oveja quieran ser pastora de sí misma o de las demás, apropiándose de un oficio que no es suyo ni lo sabe ni lo puede.

Que no dejen de decirnos los profetas, que no dejen de pronunciar las quejas de Dios ni sus alegrías para acordarnos de nuestro Pastor y su sangre derramada por la salvación del rebaño. Que no dejemos de decir nosotros, nuevos profetas, si hemos pasado tiempo con el Pastor, el Maestro de Nazaret, como amigos suyos que han aprendido con calma, para que nos recordemos unos a otros y allá donde nos diga, que con Él nada nos falta. 

Programación Pastoral 2021-2022